Cuando andan libres las desilusiones, el frío acecha tus sentires… y, para que se vaya de paseo a otro lugar más alejado, es difícil de conseguir.

Por mucho que grites y pidas ayuda, nadie te escucha, todos se vuelven sordos, y cuando quieren oírte, ya es demasiado tarde. Entonces, nada importa.

La vida sigue a tú alrededor, y el ensordecedor retumbo de tus límites, adolece el entorno, que se queda mudito, y solo saben de reproches y no de hechos reales o verdaderos.

Los castillos, se derrumban y se esfuman, cómo si fuesen las pinzas de un tendedero, qué están a la espera de ser utilizadas para que se aguante mejor la ropa.

Frío, es el roce de la «ultratumba» esa que te quiere llevar y tú no sabes lo qué es, y qué haces… ¡la alejas cuanto más puedes, hasta conseguir rechazar del todo, la inhóspita invitación, esa que no comprendes, pero que un día, quizás le dijiste… -Ven qué necesito tú ayuda, no puedo por más, y me haces falta-!

A tú alrededor y entorno, se le vuelven las visiones, inéditas… pero, sin comprender nada de tú lado. Porqué, no les importas, ni un ápice… ¡Eres un fantasma y no te ven, se excluyen y solo saben observar lo que les apetece, no lo qué les pueda un día importar!

Algún día se darán cuenta, que la vida, siempre anda pidiendo socorro y grita, qué el frío le entró muy adentro, y no puede sacarlo de su interior, porqué, lleva fauces intermitentes, y se aferran sin saber qué hacer ni donde enviar esa fiereza que te ahoga el semblante y la faz de tú mundo exterior, el que no siente nada, y se convirtió en un dolmen de hierro o en una piedra tan dura como un iceberg.

Acechan las garras del frío y no se van, hasta que no les pones un cerco de espinas y fuego.

Se consiguen ir las brumas y así vuelve a verse la claridad, qué ayuda a vender los sueños que no saben expresar sus reflejos. Son las espelmas, esas que se encienden cuando la soledad marca su círculo cerrado, y se hace tan iluminada, que ciega el semblante, sin dejar pasar la verdadera claridad, la qué te hace ver la única libertad, la válida, la qué te está esperando al principio de un nuevo caminar…

Palencia, viernes 12 mayo 2017.
Vuela Pluma 2017.
©Mía Pemán