obsevandonos

Todo gira en un halo de silencio
El mar en calma refleja una luna rojiza
Un horizonte entre montañas
Sentimientos escondidos.

Las nubes coronas del cielo
Alumbrando alguna historia desconocida
Junto al murmullo del mar, pasan las horas
En circulares pensamientos, hacia ningún lugar.

Cómo si una plegaria danzara en el cielo
Entre los pasos que caen al vacío
Todo es rojo, como sangre diluida
Entre el salitre del mar y unas lágrimas.

Esa luna desnuda reclama una mirada
un abrazo que mitigue el frió de su mirada
en su lento palpitar se rompe la noche
Con su cálido disfraz de belleza.

En la calmada soledad de un suspiro
Deteniendo a su antojo mis caprichos
Todo gira y gira y gira
Cierro los ojos y desfallezco
En un mundo diferente, raro, ausente.

Nada existe, nada se palpa en este ambiente
De rojizas melancolías
Distante el amor o la sonrisa
Luna o noche o tú
En este paisaje que confunde los momentos.

Abrázame en tus turbulentos movimientos
Déjame besar el cielo
Ser una estrella sin firmamento
el éxtasis de un pensamiento.

Esa luna , esa que embruja tus ojos
Esa que duerme en tu regazo
Y sueña entre nubes
Paisaje de la perfección.

Alarga tu mano y coge la mía
Siente como la soledad gira
Y te busco aquí o allá…
Mientras se quiebra el cielo
Confundido entre tú y la nada…

De este mundo mágico
Donde el cielo gira en mi imaginación
Poseedora del tiempo
Y la luna sigue ahí… observándonos.

© María Luisa Blanco