reto-fin-ano

Querida Noche vieja:

¡Qué trabajo estás dando en todas las casitas! En la mía, por ejemplo, andamos desalando el bacalao fresco, recién salido del mar, pues necesita unos tres días para desalarse. Desplumando a la gallina, para hacer sopa de carne de pollo, esa que siempre dice mi prima mayor que no quiere comer porque de pequeña ya comió un montón, y, que sospechosamente siempre está sosa cada año. En casa se reparten las tareas a la hora de cocinar, mi madre es la señora del guiso, una de mis tías hace unas salsas riquísimas ,y , la otra se encarga del dulce hecho con dulzor… Se pasan todo el día metidas entre fogones, pucheros… Total para que en unas dos horas se haya comido todo menos las sobras, que guardan en “taper guare” (que es como lo pronuncia mi madre) para que llevemos al trabajo. Pero así queda todo en orden, para que el día de hoy haya poquito trabajo.
Hace un par de horas que he salido de la estética, quiero estar espléndida esta noche. Voy camino a casa, tras la última charla del año con mis amigos más cercanos. Les veré de nuevo, el año que viene, suena lejos, pero es tras pasar… ¡esta misma noche!
Y, una vez en casa, ha comenzado esa “operación” delicada, que me ha tenido un buen rato para estar divina de la muerte. Horas delante de los espejos, recorriéndome todos los de cada rinconcito de mi casa, cualquiera diría que soy Blanca Nieves, de aquel cuentito de los siete enanitos. He aplicado crema aromática por todo los poros de mi cuerpo, he recorrido las planchas por mi cabello negro con ciertas canas, como 500 veces; he formado un árbol de navidad con la ropa que no era necesaria para la requerida ocasión. He rociado mi cuello, detrás de las orejas, escote y muñecas de la mano, con el perfume más caro del mercado. Ya lista, viene mi padre en mi busca, para juntarnos con el resto.
Nada más entrar por la puerta, todo el mundo nos recibe con un “ ¡oh! ¡Jesús! ¡qué elegante vienes! ”Al saludar mientras das esos dos besos, todos te halagan, y, me siento como una princesita, en un cuento de hadas. Excepto, en el momento en que llegando a tías y madre te hacen un escáner completísimo, de figura, ropa de gala, maquillaje, y, bla bla bla…, y, tu madre que se piensa que le has cogido sus medias… ¡No importa! porque más que para mi familia me he preparado para mí, y para ti, porque solo tú haces que sea mágica la noche. Nos reunimos contigo, ahora que te vas, ahora que ya eres viejita, ahora que es la última llama del año.

En esta noche, tan señalada, todo es un escenario de escándalo:
Entre risas, alegrías, tertulias…de esas charlas siempre hay alguna o varias que te sacan los trapos sucios, y, lo único que haces es respirar profundo, tragarte esas palabras, y disimular con todo el kilo de maquillaje las vergüenzas. Todos en armonía, gente levantándose de las mesas, patadas inconscientes al perro que está bajo la mesa, que suelta un estruendoso ladrido, niños que no paran quietos, los cuales dan de comer al perro que se pone las botas, la hermana que tose del tabaco, y no deja oír al resto que está hablando, la chimenea que de vez en cuando suelta chispa, la gente empieza a alborotarse, las uvas ya casi están aquí…
Me acabo de levantar de la mesa, y, ¡mierda! me he percatado de que se me ha manchado de salsa de caracoles uno de mis mejores vestidos. Dicen que trae buena suerte, ¿será verdad? Porque huele a típico consuelo…bueno, a confiar que ¡así sea! porque ya no tengo tiempo de usar el quitamanchas.
Voy a preparar las uvas, ya que estás a punto de irte, de que nos despidamos de ti, tristes pero a la vez muy contentos…
Te espero como cada año, porque para mí, eres la noche más especial, eres mágica y única, ya que apareces en cada rincón del mundo mundial, a la misma hora exacta, pero no al mismo tiempo que en los otros lugares. Doce segundos bastan para que pasee por mi mente una ráfaga de ideas pasadas, tanto buenas como malas, nos despedimos de ti con alegría, ilusión y emoción, y quizás, con algo de tristeza.
Entramos en un bucle de rituales, dando por hecho, que en la mayoría de hogares se desean lo mejor para el año próspero a base de algunos de ellos, como los típicos cánticos que se van heredando de generación en generación.
Con el tintineo al brindar una copa de champagne, o agua con su misterio, digo adiós , hasta el próximo año. Atentamente, una de entre todo el universo. ¡FELIZ AÑO NUEVO!

©María Garcia Garaiandia
Galdakao(bizkaia)
España